Cualquier excusa es buena para tranquilizar la conciencia y no asumir responsabilidades. Utilizamos las excusas para justificarnos y para postergar actuaciones y decisiones. Se trata de un mecanismo habitual porque la persona saca un beneficio de ello, la excusa es un autoengaño para salvar la autoestima o la imagen que se proyecta hacia los demás. La persona se siente amenazada e incapaz de lograr su objetivo y opta por justificarse.
En el ámbito laboral las personas con menos predisposición a trabajar, y las que más se quejan, son también las que más excusas utilizan y las más improductivas.
Excusas hay muchas y variadas tanto en el ámbito laboral como en la vida, pero algunas de las más comunes son:
1.»No tengo tiempo»
La excusa más utilizada del mundo y la más fácil de desmontar, ya sabemos que el que quiere hacer algo buscará un medio y el que no buscará excusas. Es imposible que una persona tenga más tiempo que otra, los días tienen 24 horas para todos. Lo que ocurre es que cada persona decide de manera libre en qué emplear su tiempo, así que no es cuestión de tiempo, más bien de prioridades.
2.»No dispongo de toda la información o no conozco todas las variables»
Las personas muy detallistas también pueden ser improductivas. El hecho de ser tan perfeccionistas, hace que avancen de forma más lenta.
3.»Ahora no es el momento»
Nunca vamos a encontrar el momento idóneo.
4.»Soy demasiado mayor/joven»
La edad o tus características físicas nunca deberían ser un impedimento para permitirte hacer cualquier cosa que quieras.
5.»Ya lo haré mañana»
¿En serio crees que mañana será diferente?… Esto es lo que se conoce con el nombre de Procrastinación, el hábito de postergar sin justificación válida actividades u obligaciones que tienen que ser atendidas.
6.»Mi situación es especial»
Creer que las reglas que se aplican a cualquier otra persona no se aplican a nosotros no parece muy coherente y sí bastante arrogante.
7.»Yo soy así»
El uso de esta afirmación esconde detrás la creencia de que ser de determinada manera es inamovible, que no podemos cambiar y que los demás nos tienen que aguantar porque “somos así”.
Si tu objetivo es personal, laboral, empresarial o social, no importa. Lo que importa es que dejes de sabotearte, dejes de lado todas estas excusas y te prepares para alcanzarlo.