No pretendo rebatir nuestro arraigado refranero español porque considero que es acertado al 99,9%. Más que rebatirlo, en este caso veo necesario matizarlo.

En lo que respecta al Conocimiento, al Saber, es cierto que no tiene sentido saber muy poco de todo, pero sí es útil saber todo lo posible de todas las áreas que se pueda. ¿Cuánto? Precisamente eso, «lo que se pueda». Dependerá de la motivación, de la fiabilidad de la fuente, del tiempo para ello y de la memoria. Pero lo que es innegable es que saber muchísimo de algo, casi nivel catedrático, será imprescindible para dedicarse profesionalmente a ello pero no para la vida diaria.

La vida es multidisciplinar, por lo que tener conocimientos básicos sobre muchas áreas y si además están interconectadas, nos permitirán un sinfín de posibilidades. Ya no solo poder mantener conversaciones con muy diferentes personas en diferentes escenarios sin pasar ‘un mal trago’, sino también resolver problemas de la vida que requieran una visión global y / o utilización de varias herramientas para ello.

Así, me acuerdo del libro «Náufrago voluntario«, de Alain Bombard (recomendable en todos los sentidos) en el que se narra la hazaña real de un hombre que se embarca en una zodiac para cruzar el Atlántico prescindiendo de reservas de alimentos y agua, valiéndose de la fauna marina para obtener las vitaminas esenciales y hasta el líquido. Incluso consideraba posible alimentarse a través del plancton e hidratarse con el agua, ya fuese extraída de los fluidos de los peces crudos o del propio mar en dosis mínimas en tiempos de escasez de lluvia.

Él mismo expresa la importancia de tener conocimientos variados para la supervivencia. Siempre será más fácil sobrevivir en un entorno difícil con unos medios materiales limitados al alcance para una persona que sabe hacer cuantas más cosas y utilizar cuantos más elementos en general, para lo cual hay que ‘saber’ la teoría mínimamente y saber utilizarlos con un fin. Si esta sabiduría está interconectada, permitirá encontrar soluciones para problemas concretos partiendo del conocimiento básico de varias tareas o disciplinas.

Estos conocimientos, además, se van forjando poco a poco, es una tarea constante a lo largo de la vida. ¿Quién no ha visto la película Slumdog Millionaire? En ella también se refleja el resultado de toda una vida de experiencias, de datos aprendidos en momentos puntuales que terminan mostrando su utilidad en un concurso en el que el protagonista debe responder a preguntas muy generales y variadas y va recordando en cada una la experiencia que le proporcionó ese conocimiento (en un concurso cuya versión española sería ¿Quién quiere ser millonario?).

Por ello, yo personalmente me esfuerzo en el conocimiento general de todas las disciplinas o artes que se me ocurren o tengo a mi alcance (lo que se denomina ser un polímata, pero en menor escala). Si después de unas nociones básicas no me interesa como para profundizar, lo abandono. Si veo algún interés personal o profesional, continúo el aprendizaje. Pero al menos tengo una idea de lo que versa y para lo que me puede servir en mi vida en un futuro. Eso tampoco requiere tanto tiempo ni ocupa tanto lugar en nuestro cerebro. Esto lo puntualizo porque tengo un amigo que, cuando quieres compartir con él algún conocimiento interesante o curioso, siempre responde lo mismo: «para qué me cuentas eso, si se me va olvidar y además es que no quiero recordarlo porque me ocuparía espacio en la memoria que puedo necesitar para otras informaciones relevantes y esto en concreto no me va a servir para nada?». Y yo siempre le rebato con la referencia a esa película: «Ya me lo agradecerás cuando ganes Slumdog Millionaire». Es gracioso porque se tiende a pensar que la memoria es como un almacén que se llena y rebosa cuando tiene demasiados elementos. Y nada más lejos de la realidad. La explicación de los procesos que rigen la memoria ocuparía una asignatura cuatrimestral de la universidad, así que no nos detendremos en ella.

En conclusión les puedo decir que, por todo esto, yo particularmente intento aprender (o simplemente experimentar) cosas muy diferentes ya que aportan visiones y posibilidades distintas, así como sensaciones no comparables a otras (la sensación de bailar salsa no es la misma que la de bailar tango, ni lo que sientes al bucear es lo q sientes al saltar en paracaídas, ni hablar ruso te suscita las mismas emociones q hablar chino, ni manejar un coche las mismas que un barco…)

No tengo tiempo de ser experta en ninguna de las disciplinas que llaman mi curiosidad, pero sí lo tengo para aprender algo de ellas «que me pueda servir”. Prefiero invertir mi tiempo en hacer muchas cosas a la vez (un tiempo limitado diario para cada cosa) que en terminar una sola cosa.

Me da la sensación de haber exprimido mucho más este tiempo tan limitado del que disponemos.

 

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