¿Cuántas veces has sentido que te ha «mirado un tuerto«? ¿Cuántas personas conoces a las que parecen ocurrirles en un momento dado todas las desgracias posibles? ¿El tuerto en realidad existe?

Rotundamente, no. A veces puede tratarse de acontecimientos fortuitos negativos e imprevistos que se suceden en un corto espacio de tiempo sin ninguna causa común concreta (por ello no podemos hablar de Casualidad ni de Azar, que por definición implican una causa fuerza desconocidas que los provoquen) pero, en la mayoría de los casos, nosotros mismos somos de forma directa o indirecta causantes de ellos sin ser totalmente conscientes. Esto, y esa es la buena noticia, significa que son por tanto evitables en cierta medida.

Generalmente, las personas a las que parece «haberles mirado un tuerto», entraron en un bucle que se inició tras uno o varios acontecimientos cuyos desenlaces no asumieron y/o superaron de forma adaptativa (independientemente de su gravedad), lo que derivó en un estado de ánimo decaído (desilusión, anhedonia, pesimismo, abandono…) que, a su vez, produjo quizá actitudes distraídas, comportamientos imprudentes, falta de atención y cuidado, que les condujeron a:

  • sufrir un accidente
  • tener percepciones sesgadas de la realidad (ver cosas donde no las hay,      interpretar negativamente actitudes de los demás hacia ellos…)
  • provocar con sus actitudes negativistas comportamientos de evitación y rechazo en los demás

De esta forma pueden haberse ido acumulando las vivencias negativas (reales o imaginarias) de forma que todo les pase a ellos o que parezca que todo les pase a ellos y esa circunstancia acreciente su estado de ánimo negativo y dé continuidad al bucle.

Por ello es importante, para salir de este bucle, que se rompa uno de los eslabones de la cadena. ¿Cómo?:

a) aprendiendo a interpretar y digerir los sucesos vitales negativos

b) luchando contra las manifestaciones del estado de ánimo decaído y su interferencia en el día a día

c) extremando las precauciones en todo lo que se hace cuando uno no se encuentra anímicamente bien, evitando exponerse a peligros innecesarios

d) haciendo un esfuerzo por no sacar conclusiones ni pensar demasiado

No necesariamente con ayuda profesional (la mejor ayuda es la fuerza que hay en uno mismo), se puede romper el bucle y deshacer el maleficio del tuerto.

2 respuestas a “¿Tengo mala suerte?

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